24 horas despierto... y después de usar 13 de ellas para resolver un examen, uno empieza a delirar. Comprobé los beneficios de un Red Bull a media noche, que me permitió decidir la inconstitucionalidad de las reformas penales respectivas al aborto... soy todo un Ministro, jaja. Entenderán que con el cansancio mental que me abruma, es casi imposible ligar dos frases de manera lógica o coherente, pero haré el mejor de los intentos. Agradecemos a Carbonell por robarnos las horas de sueño que con todo esfuerzo nos hemos ganado, pero gracias a Dios ya terminamos... sólo me quedan cuatro finales, jaja, que felicidad, estamos condenados a ser vampiros jurídicos.
Pero bueno, ese no es el tema del que habla el título del post, sino los boletos y los estacionamientos. ¿Se han dado cuenta de que siempre nos acordamos de buscar el boleto hasta que estamos frente a la maquinita de la pluma? Si venimos solos, registramos nuestros bolsillos, las niñas sus bolsas, abajo de los tapetes, en el asiento, en donde sea, pero ¿por qué no lo tenemos preparado desde antes? Si venimos acompañados, el clásico dialogo es "¿No te di el boleto?", o el ya clásico "¿No viste donde puse el boleto?". ¿Por que siempre se nos olvida el boleto? Es un insignificante trozo de papel, qué dificultad habría para tenerlo a la mano... Lo peor es cuando ya habiéndolo pagado y guardado en algún lugar de dificil recuerdo, lo damos por perdido y tenemos que pagar una mega lana para poder salir, como cuando perdí mi boleto en el hospital Angeles y tuve que pagar más de 300 pesos... malditos rateros, jaja. Pero bueno, les recomiendo tener su boleto a la mano y hacer lo que yo hago: ensartarlo en la ventila del aire acondicionado, de ahí no sale, jaja.
UPDATE. 3 de Junio, 2008.
Mi querida Mariana Gil me hizo notar otro extraño fenómeno relacionado con los boletos y el estacionamiento: Muchas personas no le calculan bien y dejan el coche lejos de la maquinita, por lo que se tienen que prácticamente salir por la ventana o bajar del coche para meterlo... cosa muy chistosa... ¡Atinarle no es difícil, gente! Aprendamos a calcular la distancia entre la ventana y la maquinita.
Pero bueno, ese no es el tema del que habla el título del post, sino los boletos y los estacionamientos. ¿Se han dado cuenta de que siempre nos acordamos de buscar el boleto hasta que estamos frente a la maquinita de la pluma? Si venimos solos, registramos nuestros bolsillos, las niñas sus bolsas, abajo de los tapetes, en el asiento, en donde sea, pero ¿por qué no lo tenemos preparado desde antes? Si venimos acompañados, el clásico dialogo es "¿No te di el boleto?", o el ya clásico "¿No viste donde puse el boleto?". ¿Por que siempre se nos olvida el boleto? Es un insignificante trozo de papel, qué dificultad habría para tenerlo a la mano... Lo peor es cuando ya habiéndolo pagado y guardado en algún lugar de dificil recuerdo, lo damos por perdido y tenemos que pagar una mega lana para poder salir, como cuando perdí mi boleto en el hospital Angeles y tuve que pagar más de 300 pesos... malditos rateros, jaja. Pero bueno, les recomiendo tener su boleto a la mano y hacer lo que yo hago: ensartarlo en la ventila del aire acondicionado, de ahí no sale, jaja.
UPDATE. 3 de Junio, 2008.
Mi querida Mariana Gil me hizo notar otro extraño fenómeno relacionado con los boletos y el estacionamiento: Muchas personas no le calculan bien y dejan el coche lejos de la maquinita, por lo que se tienen que prácticamente salir por la ventana o bajar del coche para meterlo... cosa muy chistosa... ¡Atinarle no es difícil, gente! Aprendamos a calcular la distancia entre la ventana y la maquinita.