Pasamos al sábado, con un examen de Obligaciones a las 8:00 am, que duró poco más de 6 horas y del cual saqué una ampolla en el dedo medio por no parar de responder 81 preguntas abiertas... no no no, a quién se le ocurre. A la hora de la comida, fui a comer a la Condesa, donde fui prácticamente asaltado !por una gitana! Ignoraba que todavía existía ese tipo de gente, pero vi que tan fácil es embaucarle 20 pesos al prójimo, jaja, o sea, llegó una ruquilla de aspecto gitanezco a decirme que sacara una carta porque había visto algo que le gustaba en mi frente... traté de correrla, pero insistió... luego me pidió que pusiera un billete encima de las cartas para la buena suerte, y, como todo buen mexicano desconfiado, saqué el más chico que tenía, uno de 20... la gitana ésta, todavía insistió en que pusiera uno más grande, pero ya no me dejé... luego me empezó a decir, que si yo no se que, y que yo era tal y tal... quería que le siguiera poniendo dinero para que "le rezara", y yo ya harto le dije que no, que no le iba a rezar al dinero, entonces... haciéndose la muy digna, me dice, bueno ya... ¡y se va! Le grito: "¿Y mi dinero?", a lo que me grita de vuelta... "Me lo comí"... jajaja. Que risa... el coraje sólo me lo quitó un rico y delicioso helado de menta del Roxy... yum. Pero bueno, aprendimos a no confiar en los gitanos, a poner atención en los juegos y a aprender una técnica para escribir sin obtener ampollas, ah claro, y cómo olvidar los beneficios del Midori, jaja.
domingo, 1 de junio de 2008
La Ley Whoseturn, los Gitanos y los Exámenes
Pasamos al sábado, con un examen de Obligaciones a las 8:00 am, que duró poco más de 6 horas y del cual saqué una ampolla en el dedo medio por no parar de responder 81 preguntas abiertas... no no no, a quién se le ocurre. A la hora de la comida, fui a comer a la Condesa, donde fui prácticamente asaltado !por una gitana! Ignoraba que todavía existía ese tipo de gente, pero vi que tan fácil es embaucarle 20 pesos al prójimo, jaja, o sea, llegó una ruquilla de aspecto gitanezco a decirme que sacara una carta porque había visto algo que le gustaba en mi frente... traté de correrla, pero insistió... luego me pidió que pusiera un billete encima de las cartas para la buena suerte, y, como todo buen mexicano desconfiado, saqué el más chico que tenía, uno de 20... la gitana ésta, todavía insistió en que pusiera uno más grande, pero ya no me dejé... luego me empezó a decir, que si yo no se que, y que yo era tal y tal... quería que le siguiera poniendo dinero para que "le rezara", y yo ya harto le dije que no, que no le iba a rezar al dinero, entonces... haciéndose la muy digna, me dice, bueno ya... ¡y se va! Le grito: "¿Y mi dinero?", a lo que me grita de vuelta... "Me lo comí"... jajaja. Que risa... el coraje sólo me lo quitó un rico y delicioso helado de menta del Roxy... yum. Pero bueno, aprendimos a no confiar en los gitanos, a poner atención en los juegos y a aprender una técnica para escribir sin obtener ampollas, ah claro, y cómo olvidar los beneficios del Midori, jaja.
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